—¡Aló! buenas, sí es para hacer un pedido, me regalás un combo 5 y unas papas grandes… sí claro ocupo envío, ya te mando la ubicación.
Esa línea de diálogo es muy común en nuestra época, donde el negocio de las comidas rápidas ha subido como la espuma en la última década; ya sea comer en el establecimiento, AutoMac, el envío hasta la puerta de su casa, Uber Eats, Didi, Glovo, etc. Es el s.XXI, la era dorada de los alimentos preparados, rápidos y hasta por qué no, baratos.
Pero, así como a nuestros abuelos les puede resultar asombrosa una dieta basada en Big Mac, papas y Coca-Cola, a nosotros ciertas prácticas culinarias, tanto en la forma de obtenerla como en su variedad, nos puede resultar chocante y extraña. Cuando las posibilidades de comprar comida eran escasas, ya sea por razones económicas o de distancia, las personas del pueblo sembraban sus propios alimentos, por ejemplo, eran comunes las matas de chiverre, cubaces, papas, rabanito, repollo y coliflor, el maíz no era muy “pegador” dada las bajas temperaturas de San José de la Montaña, especialmente en la zona de Paso Llano y Sacramento (aunque sí hay historias de que se sembró mucho maíz en estas zonas). Pero sembrar también implicaba cuidar los cultivos, no tanto de plagas o insectos, sino más bien de animales como los pizotes, las piapas, las chizas, los conejos, que llegaban a degustar las cosechas antes de tiempo. Esta práctica era necesaria, ya que como se comentaba, para poder adquirir arroz y frijoles había que desplazarse hasta el centro de San José de la Montaña, y solo eso, lo básico, pues era muy difícil poder adquirir por ejemplo algún tipo de carne.
Otra de las prácticas que también solía realizarse antaño, era montear. En su mayoría era una actividad destinada a los hombres (y muchas veces un simple "deporte") que con ayuda de un perro o de un arma se adentraban en el bosque a buscar animales tales como: tepezcuintles, pavas, palomas, ardillas, conejos, martillas, venados o las mismas dantas. De esta manera podían conseguir carnes para agregar a la dieta en la zona. Sin duda la montaña les ofrecía o les daba todo: buena tierra para sembrar y animales para combinarlo con sus cosechas. Afortunadamente hoy en día esa práctica está penada con cárcel, protegiendo así a la fauna que en muchos casos ha disminuido debido a estas actividades.
Actualmente es a través de una llamada o un Whatsappazo, es cuestión de minutos y está la comida en nuestra mesa, con variedad de platillos y precios, pero en aquella época se debía conocer bien el calendario para sembrar, cuidar los cultivos de los intrusos roedores, y para las personas más atrevidas, hacerse de un arma y un perro e ir a traer un poco de carne al bosque.
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